Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!
Pedro Salinas
Preocupaciones gramaticales
Caminas entre verbos transitivos hacia ninguna parte,
vas con prisas perdiendo en el metro
complementos predicativos de última hora.
Arrugas el ceño ante las oraciones subordinadas
que se obstinan en perseguirte entre torrentes de conjunciones,
suspiras entre sinónimos e hiperónimos.
Te viertes en adverbios lentamente
o miras con mirada fugaz de preposición.
Revelas hermosos sintagmas adjetivales
con tu presencia y lamentas la incoherencia textual
de tu presente.
Acumulas sustantivos que quieren nombrarlo todo,
incluso lo que no debería tener nombre.
Arrojas sin parar, como cigarrillos consumidos,
los infinitivos, los gerundios y los tiempos compuestos,
y en un momento de tranquilidad
adoptas postura de participio.
Yo espero el momento exacto del subjuntivo
en que tengas tiempo para nosotros,
pero no el tiempo de las gramáticas,
sino el tiempo real de las caricias
que forjara o forjarse,
más allá de la niebla de la sintaxis,
la jaula de piel que nos encerrara.
Ignoremos la gramática para vivir,
por siempre, en los pronombres.
© Francisco Vargas. 17.3.10