¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?
¿Qué miran los poetas andaluces de ahora?
¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?

Cantan con voz de hombre..
¿pero dónde los hombres?

..con ojos de hombre miran,
¿pero dónde los hombres?

..con pecho de hombre sienten,
¿pero dónde los hombres?

Cantan, y cuando cantan
parece que están sólos...

Miran, y cuando miran
parece que están sólos...

Sienten,..y cuando sienten
¡parecen que están solos!..

¿Es que ya Andalucía
..se ha quedado sin nadie?

¿Es que acaso en los montes andaluces
..no hay nadie?

¿Es que en los mares y campos andaluces..
no hay nadie?

¿No habrá ya quien responda a la voz del poeta?
¿Quien mire al corazón sin muros del poeta?

¡Tantas cosas han muerto..

que no hay más que el poeta!

¡Cantad alto!
..Oiréis que oyen otros oidos.

¡Mirad alto!
Veréis que miran otros ojos...

¡Latid alto!
..Sabréis que palpita otra sangre...

No es más hondo el poeta..
en su oscuro subsuelo, encerrado...
Su canto asciende a más profundo
cuando , abierto en el aire..,
ya es de todos los hombres...

Rafael Alberti

Tercer Encuentro

domingo, 1 de marzo de 2015

POÉTICA

Llegas, con la urgencia sonora
de un despertador que pronuncia:
“es el momento”;
luego te remansas
y te concentras como idea sin desarrollo
con la necesidad inoculada;
te remansas, te aquietas,
te adormeces en sopor evolutivo
y comienzas a barajar palabras
como el cantero que selecciona
imprecisiones
con las que levantar un muro seco:
la voltea, la encara, la asienta...

Es como si se hubiera paralizado la vida
en pos de un sonido preciso,
la nota que entona el cántico
que lleva a la melodía;
cada palabra un eco, una talla
que ofrezca el perfil
y el lustre apetecido en el engranaje
de todo el sistema vocálico.

No, no todo vale;
hablar por hablar reclama el silencio
y cada morfema es la tesela
de un puzzle complejo donde
continente y contenido tengan vida en sí.

Llegas abrasadora, palabra poética,
pero te haces reflexiva
cuando te desnudas de despojos
y en el juego fónico
ocupa cada tilde el lugar oportuno.
Naces de una urgencia,
como llamarada abrasadora y chispeante,
pero mascullando perfiles
separas lo estéril de lo suculento
y te acompasas
a las emociones y sus dictados.

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