Qué lejos quedaron aquellos años
de vino y de rosas,
cuando juntas abríamos el cielo
y cogíamos prestadas las estrellas.
Después, una a una
se quedaron a vivir con nosotras
en aquel luminoso ático de Lavapiés.
Sentíamos que la vida nos abrazaba, y
nos llevaba en volandas al paraíso.
Pero apareció el monstruo
disfrazado de cordero;
te llevó a su guarida y
nunca más nuestras vidas se cruzaron,
nunca más brillaron las risas en tus ojos.
El amor se paseaba por tus sábanas
y por tu piel en los primeros tiempos;
pero una noche sin luna él pisó
tu corazón y lo arrojó a la basura.
Las paredes fueron testigos mudos
del resuello asesino y cobarde.
Te olvidaste la vida en
cualquier esquina de sus gritos,
y ahora estás ahí....
con los ojos abrasados
por la sal de tus lágrimas.
Estás ahí... bajo tierra.
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4 comentarios:
Tristes, doloridos versos.
Una hermosa elegía.
Saludos desde El Bierzo
Muy duro el poema mi Puri,
pero hecho con la maestría y el corazón. Un abrazo
Carmen
Gracias Salvochea, por dejar tu huella.
Un fuerte abrazo
Mi querida Carmen, si, es muy duro el poema, tan duro como todas esas muertes inútiles, que cada dia nos desayunamos leyendo el periódico o mirando la TV. Nos hemos acostumbrado a ello, ya forma parte de nuestras vidas.
Un abrazo inmenso Carmen, y gracias por estar siempre aquí acompañándome.
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