A sus pies estamos.
A sus pies, grandes,
de dedos sobresaltados.
Apenas una sonrisa
y mucha ambición en los ojos.
Seguimos a sus pies,
eternamente condenados a mirarlos.
Una pátina gris ceniza
asoma en su dulzura.
Hierve este mundo,
que no es otro que este,
éste, donde vivimos
a sus pies planos y fríos.
Un día se sucede a otro
mientras el tirano ejerce,
(Imagen: Natalie Shau)
1 comentario:
Así como las veredas y los caminos tienen dos bordes, así la vida se desenvuelve entre la mano que nos empuja y la que nos sujeta: la suerte es saber elegir la mano a la que asirse. ¡Felicidades!
Un abrazo.
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