Miguel Álvarez
La fría noche anduve entre cálidos ramajes
desnudando entre tus plumas los paisajes de tu cupero.
Y a la llegada del alba nos alejamos sin querer,
sin sentir,
sin saber el porqué nos retorcimos cual alondras erizadas de un ...]destino
que marcaba
gobernando por las pautas del tiempo
el viaje
y el camino.
2 comentarios:
Encuentros casuales que dejan huellas imborrables.
Me alegra encontrarte también en este blog, Miguel.
Saludos.
El destino es siempre el encuentro; el desencuentro es como un descarrilamiento que pone la vida en riesgo. ¡Felicidades!
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