Tu rompeolas yo.
Deja que lave mi cara
en la mar de tu mirada.
A la orilla de tus ojos,
entre lágrimas saladas.
Y las olas que las rizan
tus pestañas delicadas,
no salpiquen en la costa,
no derramen por tu cara.
Desde la bahía de tu boca,
al faro, de tus entrañas,
hasta morir yo nadaría
tu dulce salada playa.
Deja que me bañe niña,
en la mar de tu mirada;
y secarme, yo con tu piel,
con tu piel como toalla.
Que tu llanto sea tu risa,
y mi piel se ría morena;
con el sol de tus sonrisas
que calientan a tu vera.
y mi piel se ría morena;
con el sol de tus sonrisas
que calientan a tu vera.
A la orilla de tus ojos.
En la mar de tu mirada.
No me llores más mi niña.
Conmigo, tu mar en calma.
Juanjo Almeda