¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?
¿Qué miran los poetas andaluces de ahora?
¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?

Cantan con voz de hombre..
¿pero dónde los hombres?

..con ojos de hombre miran,
¿pero dónde los hombres?

..con pecho de hombre sienten,
¿pero dónde los hombres?

Cantan, y cuando cantan
parece que están sólos...

Miran, y cuando miran
parece que están sólos...

Sienten,..y cuando sienten
¡parecen que están solos!..

¿Es que ya Andalucía
..se ha quedado sin nadie?

¿Es que acaso en los montes andaluces
..no hay nadie?

¿Es que en los mares y campos andaluces..
no hay nadie?

¿No habrá ya quien responda a la voz del poeta?
¿Quien mire al corazón sin muros del poeta?

¡Tantas cosas han muerto..

que no hay más que el poeta!

¡Cantad alto!
..Oiréis que oyen otros oidos.

¡Mirad alto!
Veréis que miran otros ojos...

¡Latid alto!
..Sabréis que palpita otra sangre...

No es más hondo el poeta..
en su oscuro subsuelo, encerrado...
Su canto asciende a más profundo
cuando , abierto en el aire..,
ya es de todos los hombres...

Rafael Alberti

Tercer Encuentro

lunes, 30 de abril de 2012

QUÉ GRANDE ERES GRANA...


Granada la bella,
Granada la mora,
desnuda voy por tus calles.
mi cuerpo envuelto en velos
velos de todos los colores,
como esa princesa mora,
voy andando por tus calles,
el Albaicín, la Alhambra,
mañana y de madrugada,
copos de nieve van cayendo,
y van cubriendo mi cuerpo,
no llores tú..mi Granada,,
que Mara Romero Torres, te ha traído,
un ramillete de poetas,
entre requiebros, poemas, prosa, y versos,
te cantan, por sigirillas, y por taranta, tan bien,
sus quejios el viento te lleva,
declamando ellos te dicen...
ole, con ole , y olé,
¡¡¡ qué grande que eres Graná !!!

Joaquina Cañadas Blanca

martes, 24 de abril de 2012

Toma mi mano y andamos....


Recuerdo que me dijiste..
"toma mi mano y andamos,
mira que el camino es largo,
y no quiero andarlo solo..
yo quiero andarlo contigo"
..y sin pensarlo siquiera ,
para siempre lo firmamos,
si él para siempre no existe
en los papeles sí existe,
pero en la vida no,
si para siempre te quiero,
y tú me quieres también,
cuando se acabó el te quiero,
y él para siempre no,
buscamos esos recuerdos
esos que un día nos unió,
buscamos esos papeles
que para siempre nos unió,
muy despacito mi amor,
muy despacito tú y yo,
leíamos cada sílaba ,
cada palabra, también,
esas palabras que un día,
para siempre nos unió...
y hoy que ya no te tengo,
sigo buscando esa mano,
esa que un día me dijiste
"toma mi mano y andamos,
mira que el camino es largo
y no quiero andarlo solo..."


Joaquina Cañadas Blanca

sábado, 21 de abril de 2012

Pregúntame si te quiero...

¿Pregúntame si te quiero? Preguntame no tengas miedo, si mi respuesta no es de tu agrado no digas nada y calla, no te pido que me quieras, que yo respuesta no quiero, me quedo con tu silencio, tu silencio es mi ilusión, no lo rompas por favor, si tu rompes tu silencio, romperás mis ilusiones, déjame quererte en silencio, pues quizás mañana tú , en silencio me querrás , como hoy te quiero yo..


Joaquina Cañadas Blanca

viernes, 6 de abril de 2012

LA PAZ BIEN ENTENDIDA EMPIEZA POR UNO MISMO

Bienhallados seáis, poetas andaluces que me admitís en esta casa común del sur llena de sentimiento, de genio, de símbolo y metáfora. Me alegro y me honro por estar aquí. A algunos os conozco en persona por el encuentro de Córdoba, a otros no pero sí que he ojeado vuestros blogs; y la impresión general que tengo es de que sois gente de calidad. Lástima que yo tenga tan poco tiempo para leer, comentar y curiosear como quisiera... Que estemos en línea de esta forma es una maravilla que no hubiera soñado cuando a mis quince años más o menos escuchaba y cantaba la canción de los poetas andaluces de Alberti que corona este blog y las demás canciones de otros poetas de los discos de Aguaviva, un grupo ya mítico y lamentablemente olvidado que no obstante reapareció el año pasado en Segovia.

Bueno, para mi estreno en esta página os traigo, ya que estamos (estábamos al realizar la entrada) en fechas conmemorativas del día de la Paz y la no violencia, un poema al respecto que publiqué hace un año en el número 16 de la revista Saigón, editada por la Asociación Cultural Naufragio de Lucena y Cabra, a la que pertenezco... No he podido encontrar nada mejor como carta de presentación y me sale casi obligado un saludo franciscano para tod@s vostr@s:
¡PAZ Y BIEN!




¡QUE VIENE EL CORDERO!

“Yo vivo en paz con los hombres
y en guerra con mis entrañas”
Antonio Machado
“If neither foes nor loving friends can hurt you…”
Rudyard Kipling



De pequeño me asustaban
con los hombres del saco, con los asombros,
con los destripadores y los chupasangres.
Me enseñaron a desconfiar de extraños,
a temblar imaginando las garras y los dientes
y el aliento caliente y ansioso del lobo…
Aprendí a leer temiendo al lobo ladino
que engañó a aquella niña encendida,
redicha y atolondrada,
que picoteaba en todas las flores;
y al lobo soplagaitas que lanzó
la primera burbuja inmobiliaria
contra aquellos tres cochinos
aprendices de arquitectos; a temer
la amenaza del lobo de Pedro y el lobo
y hasta a los lobos amaestrados
de Felix Rodríguez de la Fuente…
Y soñaba con mi madre cosiendo
una barriga lobuna  rellena de peñascos.
¡Quien sabe si de haberme abandonado
yo hubiese fundado alguna ciudad
eterna, mamando el calostro de la audacia
en las ubres orondas de alguna recia loba!...

Cuando me hice mozo me enseñaron
a atrancar la cabeza si el vecino
atrancaba la linde, a pintar de rojo
mis olivos y las alas de las palomas,
a poner rejas y mallas y candados
en las ventanas, en las miradas, en los bolsillos…
Y después me secuestraron, me metieron
en un traje caqui para jugar a la guerra,
me plantaron de centinela alerta
ante el inminente ataque del enemigo;
me hicieron gastador y me adiestraron
tirando balas y granadas, tiroteando
un año largo de días y horas de desidia …
A tiros y a tortas acabaron por convencerme
de que al son de la Marcha de Infantes
me había hecho todo un hombre
de valor supuesto y en mi puesto…

Nadie me advirtió que el enemigo
me acechaba en casa, nadie
que el miedo marcial al enemigo
había tejido una maraña lóbrega
de zarzas y de espinos en mi pecho,
que me creció una tupida almáciga
de dientes y de garras en la boca del estómago…
Es por eso que llevo media vida,
arrancando en mi jardín secreto
esas hierbas bélicas, esas púas izadas
que cuando rebrotan me transforman
haciéndome lanzar cuchillos por los ojos
y escupir candela por la boca…
Llevo media vida, medio hombre llevo
esputando  en vuestras caras asombradas
al temible enemigo que aposento…

He perdido ya muchas batallas
pisoteando flores, degollando pájaros,
tirando sombrajos y apagando hogueras
de hogares abiertos y de huertos cándidos,
pero confío en ganar esta íntima última guerra
antes que se me cumpla el plazo de una vida…
Llevo años labrando valor, agolpando firmeza,
aquilatando escudos de algodón,
rearmándome de sables transparentes,
de fusiles de luz y, os lo diré en secreto…,
pero a falta de que me cuadre la última ecuación,
tengo casi montada mi bomba atónita privada
trazadora de calma y mansedumbre en racimos
para desencarnar a nuestros enemigos,
para rematar mis lobos y los vuestros,
para revivir nuestros corderos dormidos…

Ya casi nadie que me hiera podrá hacerme la herida,
y casi siempre que os ataque, notaréis abrirse
en vuestro pecho una hemorragia blanca…

 

















Pd: Después de editar este poema me he dado cuenta de que había una lista de espera y que cuando aparecerá ya en abril, un poco lejos del día de la Paz, pero hecha la intención...

martes, 3 de abril de 2012

Nacer de nuevo

Si trenzara los pasos nuevamente
volvería a apostar por los que me fallaron,
volvería a llorar con el dolor de aquellos
a quien haciendo bien me hicieron daño

Si tuviera otra vez que abrirme el pecho
en canal y para ti como hice antaño
aún sabiendo que le espera la interperie
lo abriría de un solo golpe, sin dudarlo

... Si pudiera elegir donde nacer
nacería otra vez en grieta seca
como hierba salvaje de mis campos

Buscaría las huellas que dejé
Seguiría de nuevo tu vereda
Viviría a  la sombra de tu arbol

Amaya Martín