Antes de que el café se enfríe en nuestras tazas,
de que nazca en el patio más musgo de la vida
-porque el tiempo desconcha, poco a poco, las raídas
paredes cotidiana- Antes de que, descalza
de prestigio, se ahorque la luna en la terraza.
-No quiero someterme al mundo tan dolida
que no me duela nada- Antes de andar perdida,
terriblemente loca, por callejas y plazas.
Antes de que las lluvias encharquen lo vivido,
de que el lodo penetre en nuestros corazones.
Antes de que perdamos (mas aún) el sentido.
-Porque el viento se lleva las últimas razones
para seguir con vida-... Recuérdame el silbido
que produce el amor cuando entra en los pulmones.
Mª Antonia Gutiérrez Huete