ESTABA CERCA.
Pasábamos
por la vida
sin
conocernos siquiera.
Nos
sorprendió de repente
comprobar
que el amor llega,
al
dar la vuelta a los años,
sin
que nos diésemos cuenta,
entre
nosotros minando
el
corazón y la fuerza.
Amor
castigo y remedio;
amor
de risa y tragedia
se
apoderó de nosotros,
llegando
de tal manera,
que
desbordó nuestra sangre
y
nos venció la cabeza.
Tu
esperabas que algún día
el
amor te sorprendiera,
y
ponías la esperanza,
y
buscabas la sorpresa,
por
si acaso alguna vez
se
detenía en tu puerta.
Yo
busqué por las ciudades
y
me cansé de dar vueltas
alrededor
de la duda,
alrededor
de la inercia,
pendiente
de los caminos,
y
con las penas a cuestas,
perdía
las esperanzas
en
un vaso de ginebra.
Cada
momento de amor
fueron
mil siglos de espera,
que
pasaron por nosotros
sin
darnos ni paz ni tregua.
Y
era difícil quejarnos
del
desamor de la tierra,
mientras
pasaban semanas
y
escuchábamos proezas
de
otros amores famosos
que
se tenían en cuenta.
Amor
de hacerte señora,
de
tenerte siempre tierna,
de
besarte fuertemente
agarrado
a tu cadera,
y
decirte: Amor, ¡te quiero!,
hasta
que agote mis fuerzas.
Amor,
me hiciste mas hombre
desde
aquella vez primera
que
valoraste mi vida y
cambiaste
mi existencia,
y
animaste mis sentidos
trayéndome
savia nueva.
Amor:
tus ojos buscaba
y
fueron una sorpresa
encontrarlos
con tu risa
que
te mostraba serena,
mas
comprensiva y a veces
hasta
te hacía perfecta.
Amor
marcó nuestra vida
y
alegró nuestra existencia.
Desde
entonces compartimos
agua,
casa, cama y mesa,
y
todo lo soportamos
sin
darnos ninguna queja.
Cuantos
años estuvimos
sin
conocernos siquiera
buscando
el amor en vano,
pasando
la vida lenta,
necesitando
una ayuda
para
calmar la tristeza,
y
llamando casi a voces:
Amor
¿Tu donde te encuentras?
Pero
nadie contestaba
al
eco de nuestra queja,
y
sin embargo el amor
estaba
cerca, muy cerca.
Francisco
de Miguel López.
Madrid, 15
de Noviembre de 1984.
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