¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?
¿Qué miran los poetas andaluces de ahora?
¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?

Cantan con voz de hombre..
¿pero dónde los hombres?

..con ojos de hombre miran,
¿pero dónde los hombres?

..con pecho de hombre sienten,
¿pero dónde los hombres?

Cantan, y cuando cantan
parece que están sólos...

Miran, y cuando miran
parece que están sólos...

Sienten,..y cuando sienten
¡parecen que están solos!..

¿Es que ya Andalucía
..se ha quedado sin nadie?

¿Es que acaso en los montes andaluces
..no hay nadie?

¿Es que en los mares y campos andaluces..
no hay nadie?

¿No habrá ya quien responda a la voz del poeta?
¿Quien mire al corazón sin muros del poeta?

¡Tantas cosas han muerto..

que no hay más que el poeta!

¡Cantad alto!
..Oiréis que oyen otros oidos.

¡Mirad alto!
Veréis que miran otros ojos...

¡Latid alto!
..Sabréis que palpita otra sangre...

No es más hondo el poeta..
en su oscuro subsuelo, encerrado...
Su canto asciende a más profundo
cuando , abierto en el aire..,
ya es de todos los hombres...

Rafael Alberti

Tercer Encuentro

viernes, 21 de diciembre de 2012

Balada de Otoño


BALADA DE OTOÑO

 Llueve sobre los tejados de la noche,
sobre el asfalto de los pesares llueve.
La lluvia es como un suspiro que brota
del corazón errante y se estanca en la garganta.

                       La lluvia es una canción silente
 que se derrama en los valles de tu piel.
Las lágrimas del cristal,
atrapadas en el vacío del tiempo,
                       recorren las veredas de mi pecho.
-Letargo de abanicos que lloran-
Otro lenguaje imposible que busca el rastro
de lo fugaz en el cáliz de la tarde.

Una balada de otoño que plácida y silenciosa 
se arremoline en las praderas del alma.
Estertor de lo incierto en el crepúsculo.
Melodía de los pianos del aire.
Arpa herida entre sollozos.
La rosa del amor me ha clavado sus espinas.
Es el ocaso que llama en la aldaba de mi puerta
con su plomiza luz en lo oscuro,
donde todo es herrumbre y silencio.

Una balada en otoño que convoque a las estrellas
y a los pájaros heridos
que dormitan en tus manos,
para que dibujen senderos de fingida luz
                                          en tus pupilas.

4 comentarios:

Carmen Aguirre dijo...

El otoño es un tiempo propicio para las baladas... sobre todo cuando van acompañadas por el rumor de la lluvia.
Me ha encantado este poema, Encarna.
¡¡Felicitaciones!!
Carmen

Amaya Martín dijo...

se mece como las hojas, dulce, nostálgicamente, Una composición preciosa. Un abrazo, Encarna

Anónimo dijo...

UNA VERDADERA BALADA EN TODOS LOS SENTIDOS: DULZURA, ENTONACION Y COMPOSICION DE LOS VERSOS, ADEMAS DE LA TRAMITACION PROFUNDA.
Precioso!!! Encarna. Besosssss

Encarna Gomez Valenzuela dijo...

Me agrada enormemente que os guste mi poesía. Gracias a todas. Un abrazo.