I
Alegremente balaba
y brincaba, alegremente,
sin sospechar que la muerte
a dos pasos le esperaba.
Ni el cuchillo le acechaba,
ni tampoco el lobo hambriento;
que un accidente siniestro
le puso fin a su vida,
dejándome por herida
esta congoja que siento.
I I
Un sentimiento de culpa
me invade, sin ser culpable,
de la muerte irremediable
que me obsesiona y ocupa,
me apesadumbra, me aúpa
hasta el lugar del suceso;
y aunque hago gran esfuerzo
por sacarlo de mi mente,
siempre vuelve a estar presente
cuando menos me lo pienso.
III
Este incidente, aunque escuece,
no tiene comparación
con la desaparición
de tantísimas especies.
La muerte, por más que pese
no nos vuelve más humanos;
seguimos siendo gusanos
que disfrutan devorando
los muertos que van dejando
las hambrunas y tiranos.
Benito Gallardo Martín
2 comentarios:
Sí Benito, desgraciadamente el mundo crece de forma exponencial...cada día somos más bocas a comer y disfrutar de todo lo que nos rodea, y no nos damos cuenta, que esto se acaba, de la misma forma con que acabamos con millones de seres vivos que nos rodean...Sabia reflexión la tuya que reaviva nuestras conciencias, ante algo que nos va a costar a la larga nuestra propia vida...enhorabuena por tus acertados versos...un abrazo de azpeitia
me gustan tus espinelas..
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