¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?
¿Qué miran los poetas andaluces de ahora?
¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?

Cantan con voz de hombre..
¿pero dónde los hombres?

..con ojos de hombre miran,
¿pero dónde los hombres?

..con pecho de hombre sienten,
¿pero dónde los hombres?

Cantan, y cuando cantan
parece que están sólos...

Miran, y cuando miran
parece que están sólos...

Sienten,..y cuando sienten
¡parecen que están solos!..

¿Es que ya Andalucía
..se ha quedado sin nadie?

¿Es que acaso en los montes andaluces
..no hay nadie?

¿Es que en los mares y campos andaluces..
no hay nadie?

¿No habrá ya quien responda a la voz del poeta?
¿Quien mire al corazón sin muros del poeta?

¡Tantas cosas han muerto..

que no hay más que el poeta!

¡Cantad alto!
..Oiréis que oyen otros oidos.

¡Mirad alto!
Veréis que miran otros ojos...

¡Latid alto!
..Sabréis que palpita otra sangre...

No es más hondo el poeta..
en su oscuro subsuelo, encerrado...
Su canto asciende a más profundo
cuando , abierto en el aire..,
ya es de todos los hombres...

Rafael Alberti

Tercer Encuentro

domingo, 23 de diciembre de 2012

DEJO



Sobre la mesa dejo algún recuerdo
manoseado, un pecho frágil, largas
tempestades e inútiles intentos
por mantener candente la esperanza.
Un manojo de sílabas en verso
periódicamente desordenadas,
y una maraña intacta de horas-dejo-
por si acaso tu luz las traspasara.
Sobre la mesa dejo mi silencio
acumulado, roto en mil palabras
que nunca dije, algún que otro momento
inacabado, anhelos y fantasmas.
Un montón de domingos en barbecho
prolongado, un racimo de semanas
rescatadas del frío, mil desiertos
tras los cristales-dejo- y muchas canas.
Sobre la mesa, víctima del viento,
dejo mi fe rendida, con las alas
inservibles, un mundo que no entiendo
a pesar de tu esfuerzo, y otra mirada.
Una pila de cosas que no encuentro,
un sueño reciclado en una caja
de zapatos, un libro con mil cuentos
para vivir y -dejo- una palabra.
Sobre la mesa dejo el imperfecto
de mi verbo erizado, una balanza
descompensada y vanos juramentos
en tardes de tormenta y de baladas.
Un reloj derritiendo cada tiempo
a todas horas -dejo-, una montaña
de cartas que jamás envié y un viejo
calendario con motas de nostalgia.
Sobre la mesa, llena de agujeros,
dejo la ilusión mal hilvanada
al futuro, el amor en un pañuelo
y una promesa añeja e innecesaria.
Un puñado de pétalos y besos,
náufragos de pateras olvidadas
en el mar de la vida, algún fragmento
de mi piel -dejo-, risas, llantos...Nada.
Sobre la mesa dejo el sentimiento,
más marchito que vivo, echado en agua
hasta el juicio final, un diente menos
y, aún sin resolver, dos crucigramas.

Una mosca en la sopa, un gato negro
en el portal y alguna razón clara
para escapar apenas con lo puesto.

Mª Antonia Gutiérrez Huete

3 comentarios:

Trini Reina dijo...

Magnifico.

Vamos dejando...
Un abrazo.

Carmen Aguirre dijo...

Gracias Trini, por tus palabras.
Un abrazo

puri teruel robledillo dijo...

Cuantos sentimientos plasmados en este hermoso poema amiga

Un abrazo