Como la rosa en su cuenta atrás
por primavera.
Como el árbol centenario,
desmochado y solitario
en mitad
de una vereda...
Como las doce de aquel reloj
de cenicienta.
Como el ciego confundido
que camina sin sentido
alrededor
de su ceguera...
Como esas hojas que morirán
en las acequias.
Como el ave migratoria
que olvidó la trayectoria
hacia un hogar
allende nieblas...
Como una pátina de dolor
sobre la mesa.
Como el agua retenida
en el pozo sin salida
donde cayó
la luna llena...
Como el resuello tras el cristal
que lo reseca.
Como el beso congelado
en el labio que ha expirado,
insustancial,
bajo la arena...
Como el plomo pesas, corazón,
con mi tristeza.
Como un grito enfebrecido
es tu latido. Un bramido
a la razón
para que vuelva.
Mª Antonia Gutiérrez Huete
5 comentarios:
Pues escuchale y vuelve. Precioso...
Precioso poema, fresco y lleno de sensaciones, me ha encantado maria Antonio
Un abrazo
Stella
Precioso poema que envuelve los sentidos.
Un abrazo
María José A M
ritmo, melodía y energica petición, me encantó, ¿que vuelva? no sin antes escribir unas cuantas como esta. Enhorabuena. Saludos
Tiene una fuerza descomunal este poema, Mª Antonia, se siente en cada palabra la bravura de ese latido resistiéndose al plomo de la tristeza que a veces la vida tan injustamente impone.
Enhorabuena.
Besos
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