Desaparecieron con la prisa del tiempo
aquellas tardes de Domingo,
con tu hermosa imagen adornando
la casa de mi adolescencia.
Me bebía aquellos días de un trago,
sin saborear su esencia,
como el buen vino, que ha de tomarse
a pequeños sorbos y en una copa traslúcida.
Me enseñabas a coser la vida
con hilos de bellos colores.
Con tus manos castigadas
me moldeabas eliminando las aristas.
La bondad de tu gesto se derramó sobre mí
y quedé con el estigma impregnado en mi piel.
A mi madre que endulzó mi vida
aquellas tardes de Domingo,
con tu hermosa imagen adornando
la casa de mi adolescencia.
Me bebía aquellos días de un trago,
sin saborear su esencia,
como el buen vino, que ha de tomarse
a pequeños sorbos y en una copa traslúcida.
Me enseñabas a coser la vida
con hilos de bellos colores.
Con tus manos castigadas
me moldeabas eliminando las aristas.
La bondad de tu gesto se derramó sobre mí
y quedé con el estigma impregnado en mi piel.
A mi madre que endulzó mi vida
1 comentario:
Tan dulce, tan tierno, tan delicado..como un bordado fino de amor , agradecimiento y nostalgia...Bellísimo!
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